LOURDES, un milagro natural: Religión vs. Ciencia (Spanish Edition)
di Antoine de Saint-Marie
El milagro de las apariciones de la Virgen María en Lourdes tiene una explicación racional y hay pruebas geológicas de que, -como en el caso de Delfos-, en la gruta de Lourdes hubo emanaciones de gases de origen profundo capaces de provocar visiones y alucinaciones en ciertas personas. Una de ellas fue Bernadette Soubirous. En febrero de 1858 la familia Soubirous se encontraba en una situación límite y Bernadeta con apenas catorce años estaba, además de desnutrida afectada por fuertes ataques de asma. Fue entonces cuando tuvo las visiones de Aqueró (aquello en occitano), algo que ella identificaba como “una bella señorita vestida de blanco” y que insistentemente negaba que fuese la Virgen.
Como las pitonisas de Delfos, Bernadette era virgen y sometida a una especie ayuno obligado, derivado de su hambre cotidiana, su asma además facilitaba que, -como en Delfos-, los gases telúricos le hiciesen ver alucinaciones. La Gruta de Massabielle era el lugar indicado para producir sus trances y así ocurrió en diecisiete ocasiones. Solo ella veía y oía a Aqueró, incluso cuando estaba rodeada de miles de personas deseosas de ser también testigos directos del milagro.
Francia se agitaba entre guerras, revoluciones y la agitación social provocada por los nacientes movimientos obreros reivindicativos. La Iglesia de Roma también ante un desafío histórico, a la suerte de los avances del movimiento de reunificación italiano que reclamaban a Roma como su símbolo y objetivo de lucha. Algo había que hacer y Lourdes aparecía como el verdadero milagro que salvaría tanto a los políticos franceses como al Estado Vaticano. Era fundamental que Aqueró se transformase en la Inmaculada Concepción.
A mediados del siglo XIX la gran mayoría de los europeos y en especial los franceses vivían sumidos en la pobreza y apenas tenían recursos para sobrevivir. En la región de los Pirineos un invierno demasiado seco o un verano demasiado lluvioso provocaba no solo hambre, sino serios problemas de desnutrición. El resultado era que la mayor parte de la población tenía tantas deficiencias de nutrientes que resultaban presa fácil de una amplia gama de enfermedades infecciosas y degenerativas.
A lo mejor el verdadero milagro de Lourdes es que cada año una ciudad de apenas 18.000 habitantes pueda albergar, cada año, a seis millones de visitantes, la gran mayoría de ellos enfermos y que después de más de 150 años todavía congregue a más creyentes que Roma o Jerusalén.
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